En modo pausa: Una propuesta para lidiar con la hiperconectividad en el mundo ejecutivo y profesional
Por Andrés Pelozo
Oscar E. Benítez es abogado, docente universitario de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y especialista en buenas prácticas organizacionales. Ha investigado y escrito sobre las problemáticas de la hiperconectividad en revistas de especialidad y obras colectivas en Argentina, Latinoamérica y España. Trabaja con equipos de alto rendimiento en organizaciones públicas y privadas, e integra diversos espacios académicos. En esta entrevista, conversamos sobre su nuevo proyecto EN MODO PAUSA y sobre los desafíos que impone la hiperconectividad en la vida cotidiana.
Andrés Pelozo (AP): Oscar, todos sentimos que la vida se aceleró mucho en los últimos años. ¿Cómo lo ves vos?
Oscar E. Benítez (OEB): Es algo que todos percibimos. La hiperconectividad nos pone en un flujo constante de información, mensajes, reuniones y demandas. Eso genera ansiedad y una sensación de no poder parar nunca. Perdemos presencia, empatía, incluso capacidades: atención, memoria, concentración, escucha. Esa mecanicidad impacta en la todos los aspectos de nuestras vidas, en la forma en que nos vinculamos con quienes nos rodean y con nuestra propia vida interior. En el mundo del trabajo y desarrollo profesional puede verse con mucha claridad. Algunos se adaptan y siguen ese ritmo sin cuestionarlo, hasta que el cuerpo o la mente empiezan a pasar factura. Otros eligen irse a un extremo: desconectarse del todo, cambiar de vida, mudarse al campo y desacelerar radicalmente.
AP: ¿Y hay una alternativa que no sea tan extrema?
OEB: Sí. Poder acelerar cuando hace falta, pero también desacelerar cuando lo necesitamos, para no entrar en el piloto automático ni caer en el burnout. Esa flexibilidad se puede entrenar, y eso es lo que buscamos con EN MODO PAUSA.
AP: ¿Qué es exactamente EN MODO PAUSA?
OEB: Es un programa de entrenamiento que venimos aplicando hace tiempo en distintos contextos: equipos de trabajo, organizaciones y también grupos deportivos. Está basado en evidencia científica proveniente de la neurociencia y el mindfulness. Con la reapertura del Teatro Argentino de Buenos Aires, decidimos abrirlo al público general y ver cómo funciona en un ámbito más amplio.
AP: ¿Cómo se va a llevar adelante este ciclo?
OEB: Son cuatro encuentros de noventa minutos cada uno durante el mes de agosto y septiembre. Miércoles de 10 a 11:30 de la mañana. No son charlas teóricas; son espacios prácticos, con ejercicios y herramientas que se pueden aplicar de inmediato en la vida diaria. La idea es que cada participante salga con más claridad y con recursos concretos para gestionar el ritmo frenético en el que a veces nos embarcamos, la ansiedad y regular nuestra atención en medio de la complejidad cotidiana que nos presenta este enjambre digital en el que vivimos.
AP: ¿Por qué pensás que este tipo de entrenamiento es importante hoy?
OEB: Porque la hiperconectividad está cambiando la forma en que vivimos y, salvo que “el gran apagón” se haga realidad, eso no va cambiar. Por lo tanto, quienes nos dedicamos al mundo del trabajo, somos profesionales de los servicios o trabajamos en equipos de alto rendimiento no podemos huir de esa realidad, sino de aprender a habitarla con más claridad y bienestar. Poder sostener momentos de alta exigencia sin que eso nos consuma por dentro, y también permitirnos las pausas necesarias para reponernos. Eso, para mí, es parte de un profesionalismo saludable y de un modo más humano de relacionarnos con otros y con nosotros mismos.
AP: Para cerrar, ¿cómo puede la gente sumarse?
OEB: Las vacantes son limitadas y se pueden conseguir a través de Entradauno o a través del Teatro Argentino de la Ciudad. También pueden escribirnos a enmodopausa.em@gmail.com para consultas. La idea es que cualquiera que sienta esta necesidad de regular su ritmo y ganar claridad pueda tener un espacio seguro para entrenarlo.
AP: Oscar, por último ¿Te animás a compartir algún breve ensayo con los lectores del diario?
OEB: Con todo gusto.
AP: Gracias, Oscar.
OEB: Gracias a vos, Andrés.