miércoles, noviembre 27, 2024
CIENCIA Y TECNOLOGÍA

Contaminación envasada

Muchos bidones vacíos de agroquímicos son descartados de forma incorrecta, generando daños para el ambiente y la salud. Frente a esta problemática, la provincia de Buenos Aires multó a empresas del agro que no cumplen con el tratamiento adecuado. En Santa Fe, un equipo de investigación diseñó una planta para descontaminar envases que esperan poner en marcha este año.

Por Nadia Luna  (Agencia TSS)

Según la Ley 24.051, los bidones de agroquímicos son considerados residuos peligrosos debido a que su incorrecta disposición final implica riesgos para el ambiente y la salud de los seres vivos. Pero, a pesar de la normativa, muchos envases vacíos terminan apilados en los campos, incinerados, en cauces de agua o en basurales a cielo abierto. Otros son usados por personas para juntar agua o por recolectores informales que, desconociendo su riesgo, los ingresan en circuitos de reciclado de plásticos comunes.

Para evitar esas prácticas, en el año 2016 se sancionó la Ley 27.279, que establece una “responsabilidad extendida” para las empresas que producen o importan agroquímicos, que deben hacerse cargo de la gestión integral de los envases, incluyendo la organización y el financiamiento del circuito de recolección y tratamiento. Sin embargo, el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS) de la Provincia de Buenos Aires relevó que, de los 13 millones de envases comercializados en 2019, solo se recolectó un millón (8%). Por eso, hace unos días el organismo multó a 25 empresas fabricantes de fitosanitarios que no cumplieron la ley por un monto total de $ 784 millones (ver lista de las empresas multadas).

“Es la multa ambiental más elevada que se ha aplicado en el país”, le dijo a TSS el economista Federico Wahlberg, director del área de Residuos Especiales y Patogénicos del OPDS. “El incumplimiento de las empresas se da a partir de que tienen que declarar anualmente cuántos envases volcaron en el mercado y disponen de 260 días para la adecuación de ese plan. Pasado ese lapso, si no lo hicieron, se considera infracción. Según el relevamiento que hicimos, hay unos 12 millones de envases que no sabemos dónde están”, apuntó.

La multinacional Bayer (compuesta también por la ex Monsanto) encabeza la lista de las empresas multadas, en la que figuran también Syngenta, Atanor, Dow, Nova y Dupont, entre otras. A su vez, hay unas 200 pequeñas y medianas empresas que fueron notificadas por no acreditar sistema de gestión alguno, lo que además impide tener el registro total de envases comercializados.Un caso similar, aunque en menor magnitud, ocurrió hace unos meses en La Pampa, cuando la compañía FerroExpreso fue multada por $ 27 millones por enterrar más de 400 bidones de agroquímicos.

Además de la ley nacional, el OPDS se basó en la Resolución Provincial 505/2019,que establece pautas específicas de aplicación de la ley. “El relevamiento se realiza de diversas formas. A veces ingresan denuncias de particulares, de recolectores informales o de los municipios, como fue el caso de la localidad de Vedia, donde nos avisaron que habían encontrado una pila de envases cerca de una escuela rural”, dijo Wahlberg.

Pero, ¿cuál es la forma correcta de disponer de los envases? Una vez utilizado su contenido, los productores agropecuarios tienen que realizar un triple lavado de los envases y perforarlos, para evitar que se reutilicen, por ejemplo, para acumular agua. Posteriormente, deben ser llevados a un Centro de Almacenamiento Transitorio (CAT).

“Estos centros tienen que estar gestionados y financiados por las empresas y debería haber suficientes como para que los productores no tengan que realizar grandes traslados para entregarlos. De ahí, se los lleva a los‘operadores’ o recicladores para un adecuado tratamiento”, explicó el funcionario. Según la ley, los fondos percibidos en concepto de multas deberán ser utilizados para reforzar las capacidades del Estado para fiscalizar y garantizar el cumplimiento de la propia ley.

Ciencia que limpia

El problema de los envases de agroquímicos no termina con el reciclado del plástico. Otro aspecto importante es darle un tratamiento adecuado de los efluentes que se generan con el procesado del plástico, para evitar que el agua contaminada vuelva a las napas o al suelo. Por eso, investigadores del Instituto de Desarrollo Tecnológico para la Industria Química (INTEC), perteneciente a la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y al CONICET, diseñaron un fotorreactor para descontaminar el agua de lavado de los bidones.

El proyecto comenzó hace más de una década con el desarrollo del método para descontaminar, basado en el uso de luz ultravioleta C y agua oxigenada. “Empezamos a trabajar en esto porque no había iniciativas que, además de reciclar los plásticos, hicieran un tratamiento correcto de los efluentes generados. Primero armamos un fotorreactor a escala piloto. A la Cooperativa Mixta de Margarita, una localidad al norte de la provincia de Santa Fe, le interesó el desarrollo y comenzamos a trabajar en conjunto para instalar una planta en sus instalaciones”, le dijo a TSS la doctora en Química Cristina Zalazar, investigadora del INTEC y directora del proyecto.

Así, hace unos años obtuvieron dos subsidios, uno de la Agencia Santafesina de Ciencia, Tecnología e Innovación del entonces Ministerio de Ciencia provincial, y otro del Fondo Tecnológico Argentino (FONTAR), de la cartera de ciencia nacional. Si bien tuvieron demoras para cobrar el segundo (fue solicitado en 2016 y llegó en 2019) con la consecuente devaluación del monto, pudieron comprar la maquinaria para la molienda del plástico y acondicionar el galpón de la cooperativa.

“Para febrero del 2020, habíamos logrado instalar todos los equipos en la planta y una empresa de Rafaela construyó el fotorreactor que teníamos en el laboratorio a una escala industrial. Sigue siendo una planta modelo pero puede tratar unos 150 envases por hora. Lamentablemente, justo nos agarró la pandemia y no pudimos viajar para hacer las pruebas. Esperamos que este año finalmente podamos ponerla en marcha”, dijo Zalazar.

El método de descontaminación se enmarca dentro de los procesos avanzados de oxidación. Básicamente, el agua oxigenada absorbe la radiación UV y produce una molécula oxidante, capaz de degradar los compuestos químicos y convertirlos en inocuos. Este método fue pensado para bidones que pasaron previamente por un triple lavado pero enseguida los investigadores se dieron cuenta de que esa situación “ideal” estaba lejos de ser la real. Por eso, el ingeniero Eduardo Vidal, otro integrante del equipo, desarrolló una “lavadora secuencial”, con la que realizan un lavado previo antes de pasar por el fotorreactor.

“Si los bidones están previamente lavados se hace una molienda del plástico, se lavan las escamas y el agua de lavado pasa al fotorreactor. Si no están lavados, primero pasa por la lavadora, diseñada para realizar un lavado eficiente que utilice la menor cantidad de agua posible”, explica la investigadora.

También están trabajando en el diseño de otra tecnología, llamada biolecho o cama biológica, para descontaminar esta primera parte de los efluentes que, por el alto contenido de agroquímicos, no puede ser tratada en el fotorreactor. Se trata de una especie de fosa con alta impermeabilización, para aislarla del suelo, y que se rellena con una biomezcla especial que produce una degradación biológica de los compuestos contaminantes del agua a partir de la acción de hongos y bacterias.

Construir saber ambiental

Wahlberg y Zalazar coinciden en que una pata importante de la problemática de los bidones es hacer un trabajo de concientización social sobre el tema. “Parte de la obligación que establece la ley para las empresas es que tienen que hacer charlas de capacitación para que los productores conozcan la existencia de los CAT y puedan llevar los envases. Desde OPDS también se han realizado charlas para los municipios y distintos actores que intervienen”, señaló el economista.

Zalazar explicó que, como parte del trabajo que vienen realizando estos años, también organizaron talleres al respecto. “Acompañamos la parte técnica con una parte de sensibilización social para que la población de Margarita conozca los riesgos que implica la reutilización de los bidones y la importancia de instalar la planta”, afirma.

En ese sentido, un aspecto a tener en cuenta es que el plástico reciclado proveniente de bidones de agroquímicos no puede ser utilizado para productos que impliquen riesgos para la salud (como vasos, bandejas o juguetes), pero pueden emplearse para hacer postes de alambrados en los campos, durmientes para el ferrocarril o para la elaboración de nuevos bidones, entre otros usos permitidos.