sábado, noviembre 23, 2024
CINE Y SERIES

Jazmín Diz y su primer protagónico bajo textos de Paul Auster en “El país de las ultimas cosas”

La actriz Jazmín Diz, de trayectoria en el teatro independiente, obtuvo su primer protagónico en cine en “El país de las últimas cosas”, película de Alejandro Chomski filmada íntegramente en República Dominicana en base al libro homónimo de Paul Auster, que se estrenó ayer en salas.

“No lo conocía a Alejandro, un productor amigo de él me vio actuar en (la obra de teatro) ‘El Cartógrafo’ y le recomendó que me venga a ver. Él me escribió, había entradas agotadas, y le reservé unas para esa misma noche. Me vio actuar y me quiso para la peli”, recordó Diz en conversación con Télam sobre la sorpresa y emoción que sintió hace casi tres años, cuando comenzó la producción.

La vorágine con la que Chomski ingresó a su carrera no se detuvo. Luego del primer contacto, siguió una audición, vía Skype, con las productoras de Inglaterra y, una semana más tarde, estaba firmando el contrato: “Fue una semana de ensayos en República Dominicana y arrancamos”, recordó.

Diz interpreta a Anna, una joven que viaja a un país destrozado y tiranizado para buscar a su hermano, un corresponsal de guerra que está desparecido hace cinco años. En medio de ese caos de violencia y supervivencia encuentra el amor y, pese a convivir con la muerte en el día a día, describe esos momentos como “los mejores de su vida”.

Chomski, que presentó la cinta en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata de 2020, adaptó junto al propio Auster la novela editada originalmente en 1987 y que, en una suerte de acierto premonitorio, refleja un país en descomposición por el avance de un virus que bien puede mostrar instancias de la realidad vivida por la pandemia.

“Primero leí la novela, luego la adaptación y vi que se quería contar de manera más subjetiva. Y hacerlo fue contar cómo se sostiene. El off es una carta de algo que le pasó, que lo vivió, y ese dramatismo, desde la postura que se cuenta es súper firme”. contó la actriz que a fines de marzo estrenará en El Sportivo Teatral “Kleine Führer”, del dramaturgo Eugenio Soto.

“El guion -amplió- me encantó. Me comí la novela y cuando me pasó la adaptación me voló la cabeza. Hacer una distopía, que pasa por un montón de dramas, es lo que querés que te propongan. Todo el trabajo que fue la adaptación y lo que filmamos e interpretamos, y la mirada del director, fue súper importante”.

La película fue filmada en junio de 2019 en Republica Dominicana, con una semana de exteriores en San Pedro de Macorís y otras tres en los estudios de Lantica Media, la pata productora dominicana.

“Nunca estuve tanto tiempo fuera del país filmando. San Pedro de Macorís queda a dos horas de Santo Domingo. Es una ciudad muy pobre, alejada, con avenidas inmensas y edificios deteriorados. Lo que tenía de increíble es que todos los días filmábamos y como la noche caía tarde y el hotel quedaba frente al mar, íbamos a la playa a desconectar”, rememoró sobre su experiencia.

Tu personaje carga la angustia, pero intenta buscar lo bello en las cosas.

Jazmín Diz: Lo preparé bastante sola, en esta cosa súper intensa y fugaz. Hay algo muy presente que sucede con que cada uno de los actores era de un lugar distinto. Te conocías y en dos días ya estábamos filmando. Hay un laburo de estar permeable a lo que te da el otro. Uno interpreta de una manera y parte de la construcción del personaje fue entender y trabajar que las cosas están dentro de ella y lo que muestra en el contacto con el otro no es la crudeza que se da en la novela. Simplemente pasa, es lo más humano. El off, que lo grabamos luego de meses, es algo que ella siente lejano y esos recuerdos se pueden traducir en cosas más crudas.

El encuentro entre los personajes es lo que le da vida a un lugar de muerte, ¿no?

Es como si fueran capas. En una está el relato de este mundo y en la capa más visible está el encuentro humano. Es eso lo que la sostiene por más que no esté dicho directamente. Las otras personas completan lo que ella busca, el contacto con una misma.

Con la pandemia, a la distancia, la película pareciera haber tomado otro color.

Me parece que el hecho de que la pandemia haya retrasado el estreno recontra resignificó el mundo, el caos y el miedo. Anna va confiando y desconfiando, arrojándose, y avanza con uno y otro. Eso es parte de la opresión o el estar, simplemente, de un Estado que te da miedo y desconfianza y que uno no tiene más que seguirlo y otras veces, hacer lo que uno siente, porque ningún Estado te puede detener. La pandemia resignificó la película. No poder ir al cine, lo básico para nosotros, Y que hoy, dos años después, podamos ir y disfrutar, tiene otro significado. Es como otro mundo, es satisfactorio.