jueves, octubre 3, 2024
CIENCIA Y TECNOLOGÍA

La central termoeléctrica de Río Turbio aportará energía antes de fin de año

Por Matías Alonso (Agencia TSS) – Tras su inauguración oficial y puesta en marcha en el año 2015, la central termoeléctrica de Río Turbio fue abandonada durante cuatro años. Con su funcionamiento se esperaba que la central pudiera dar viabilidad económica a la mina de carbón inaugurada hace unos 80 años y que es la actividad principal de la ciudad ubicada en Santa Cruz, en la frontera con Chile, en una zona de clima subpolar.

El cierre de la central térmica –que estaba casi terminada– durante cuatro años, para dedicar la mina solo a la exportación de carbón, demostró no ser un proyecto económicamente viable para Yacimientos Carboníferos Río Turbio (YCRT). La termoeléctrica posee dos módulos de 120 megawatts (MW) que requieren 700.000 toneladas de carbón al año, lo cual supera el máximo de producción de la mina, de 570.000 toneladas en 1972. El complejo también cuenta con una usina de 21 MW que actualmente está generando unos 6 MW para el consumo interno y que en el corto plazo alimentará también a la ciudad de Río Turbio y la vecina 28 de Noviembre.

Con la llegada del nuevo Gobierno, Aníbal Fernández fue nombrado como interventor de YCRT y, en junio del año pasado, se decidió integrar a la usina como parte de la empresa. Por entonces, el ingeniero Eduardo Vilchez asumió como gerente general de la usina y gerente de Energía de YCRT. Vilchez habló con TSS sobre los pormenores de los trabajos que se están llevando a cabo para la puesta en marcha de la central.

¿Cómo están trabajando en la usina?

Hay que empezar por ubicar la usina geopolíticamente, en un lugar austral, pegado a la frontera con Chile. Armar este polo energético en este lugar es una decisión estratégico-política. Habría que pensar por qué una central termoeléctrica, con el grado de avance y el nivel tecnológico que tenía, quedó paralizada durante cuatro años. Eso fue intencional. Se cerró el portón y las cosas quedaron adonde estaban. Se habló mucho sobre lo que se deterioró y se robaron, pero en general esas cosas no ocurrieron, lo que hubo fue el deterioro que hubiera tenido un auto o una casa que queda cuatro años cerrada. Al mismo tiempo, por todos los medios, se decía que era carísimo terminarla. Obviamente, una cosa que es cara para todos lo mejor que se podía hacer era venderla barata. Esa fue la intención, eso es lo que pasó con los parques eólicos y otros lugares de generación de energía. Acá no pasó nada más que por una cuestión de resultado electoral. Si no hubiéramos ganado en las últimas elecciones esto ya estaría vendido. La empresa española que hizo la ingeniería de esta central (Isolux), ya es propiedad china y lo mismo habría pasado con esta central. Estamos apuntando a fortalecer este lugar de generación para que sea un polo importante y antes de fin de año vamos a inyectar energía eléctrica para el sistema interconectado. Hay una inversión de entre 80 y 90 millones de dólares para poner en marcha el módulo uno pero no vamos a necesitar más de 35 millones. Y lo voy a tener en marcha cerca de fin de año.

¿Qué obras están haciendo actualmente?

Nos sirve mucho tener una temperatura más templada porque nos falta hacer algunos hormigonados, alguna soldadura en altura importante, y estamos terminando el galpón de carbón, que es todo en altura y hay mucho equipo vial trabajando. Estamos trabajando bien con varias empresas, hemos conseguido buenos precios y todo esto en el marco de una pandemia. Además, estás acá, se rompe un reductor y hay que ir a comprarlo a Buenos Aires y ver qué plazo de entrega tiene. Yo soy de San Nicolás, que es una zona industrial, y trabajé en Acindar, en Somisa, donde, cuando necesitás algo, vas a Rosario o a Buenos Aires y lo tenés enseguida. Acá necesitás un rodamiento medio raro y tenés que esperar que te lo traigan en avión o lo busque una camioneta en tres días. El clima afecta todo hasta un nivel que no se puede creer. Yo me bajo de Calafate en avión y en tres horas me trae una camioneta hasta Río Turbio, si no nevó. Si nieva cortan la ruta y hay que esperar un día en algún lado, o ir a Río Gallegos.

¿Hoy la mina está produciendo carbón suficiente como para que la central llegue al 100% de producción de electricidad?

No, no está produciendo eso. Estamos discutiendo problemas gremiales, estamos con algunas complicaciones, pero como ahora esta empresa es una sola tenemos que resolver todo juntos. Yo manejo la energía, la central. Tengo una central más chica, con tres turbinas, con la que estoy alimentando a toda la empresa y en unos días empezamos a alimentar a los dos pueblos, Río Turbio y 28 de Noviembre. La central va a arrancar con carbón. Ahora vamos a hacer un soplado, que es separar a la turbina del circuito de vapor y soplar vapor directamente fuera de línea de turbina hasta que tenga un vapor tan limpio que en una placa de impacto me deje una determinada cantidad de marquitas y quede aprobado el vapor. Cuando termina el soplado, cierro y puedo mandar vapor a la turbina para que empecemos a generar electricidad.

¿El soplado se suele hacer con gas natural?

El soplado se hace con el combustible definitivo o con uno alternativo. Yo quiero hacerlo con carbón porque en ese caso estoy probando simultáneamente todo el sistema de traslado de carbón desde la mina hasta la caldera. Estoy poniendo en marcha prácticamente todo el circuito menos la turbina y la generación eléctrica. Eso me da una prueba bastante general de la situación. Incluso, me va a a dar una factibilidad real de que la producción en mina soporta las necesidades que yo tengo. Este es el punto crítico, que la mina pueda producir la cantidad de carbón que necesito.Paralelamente, estamos trabajando para tener en la segunda caldera una condición de combustible dual, de carbón o gas natural. Pueden ser 100% de uno o el otro, o diferentes porcentajes, lo cual me daría alguna comodidad con respecto a la provisión del carbón, a los precios y otras variables. Eso lo estamos trabajando para el módulo dos. En el módulo uno no hay complicaciones mecánicas. Entre el soplado y la puesta en marcha vamos a hacer una revisión del refractario interno, pero el horno está bien, lo mismo la caldera y las tuberías, no tuvimos que hacer lavado químico y el instrumental ya está en servicio. Es una central totalmente automatizada: desde la sala de control se manejan todas las variables del combustible, de cintas de carbón, de generadores alternativos, todo.

¿Con qué inconvenientes se encontraron?

Hemos teniendo problemas en la parte informática. En estos cuatro años, los PLC (controlador lógico programable, en inglés), los sistemas electrónicos de toma de decisiones y los sensores que van a la caldera no tuvieron el mantenimiento que necesitaban. Todos los PLC están alimentados con pequeñas pilas de una determinada duración y todas se dejaron agotar, con lo cual se perdió la programación de los PLC. Además de perder la programación tengo que cargar las variables y alarmas nuevamente. Necesito establecer los parámetros y quizás haya que comprar las licencias del software nuevamente, todo eso por no tener la previsión de cambiar las pilas. Lo dejaron caer. Hay una caldera auxiliar que es importante, es grande y da un servicio de vapor a un montón de auxiliares de las calderas principales, pero llevamos casi un mes peleando con el sistema de puesta en marcha de los quemadores de esa caldera. Hace dos o tres días, finalmente, pudimos ponerla en marcha. También encontramos que se habían puenteado muchos pasos por la urgencia que había para ponerla en marcha y no se cumplieron los ciclos. La otra parte que nos genera entusiasmo en la puesta en marcha es que hasta ahora trabajaron ingleses, que son los que hacen el software de los quemadores, y españoles, que son los proveedores de la caldera. Nunca había metido un dedo personal técnico nacional. Ahora nacionalizamos todo. En cuestiones de capacidad y conocimiento no hay nada que envidiar, estamos progresando y se ha armado un equipo muy bueno. El otro problema que tengo es que esta gente muy buena, una vez que pongamos todo en marcha, se va a ir y necesitamos gente de Río Turbio capacitada que se quede a gestionar la central. Tenemos 100 técnicos capacitándose en Río Turbio, pero muy desde cero. Eso hay que armarlo y no es tan simple en estas distancias. Nadie se viene a trabajar a Río Turbio toda la vida si no tiene un aliciente económico. Si va a tener hijos necesita un lugar adonde mandarlos a estudiar. Ese es un problema que va a tener este polo industrial si no se lo jerarquíza lo suficiente y se le agrega la infraestructura y la logística que necesita para que la gente se sienta interesada por venir.

¿Está asegurada la provisión de cal viva que necesita la central para capturar el ácido sulfúrico y que no vaya al ambiente?

La provisión de calcita es una cuestión económica. Hay calcita por todos lados, todo depende a qué distancia la encuentres. Porque hay para hacer una cantera acá a 100 kilómetros, a 130 kilómetros, que prácticamente brota sola. Tiene un porcentaje muy bueno, y sino hay que ir a parar a canteras ya activas. La cal cuesta dos pesos, el negocio es el transporte. Ese es un costo importante porque se hace un tren de camiones y nosotros vamos a consumir dos o tres camiones por día. Es más un negocio del transportista que de producción de calcita. Estamos trabajando en eso. Tenemos un montón de frentes para resolver, el tema es resolverlo económicamente bien.

¿La usina puede dar más sustentabilidad económica a la mina?

Cuando le pedí por primera vez una oferta a los diseñadores de la caldera para hacerla funcionar a gas, el metraje cúbico de gas que me dieron me da un monto anual en dólares que, pasado a toneladas de carbón, me da un precio de la tonelada de 50 a 60 dólares, que es el precio internacional del carbón. Para lograr esos costos en esta empresa necesitaríamos sacar 1.300.000 toneladas al año, y ahí estaríamos en un precio competitivo. La usina va a consumir de entrada 700.000 toneladas, lo cual eleva el precio de la tonelada. Pero la inversión ya está hecha, sin generar ninguna tonelada los gastos de funcionamiento del lugar siguen igual y el Estado lo está soportando pero no lo puede hacer eternamente. Hay que generar energía. Ahora estamos entre 6 y 7 MW, que es poco y es lo único que estamos generando en este momento. No podemos vivir sin producir dinero acá.