martes, abril 23, 2024
REPORTE COVID

Resolver el tema de los cuidados, clave para la recuperación pospandemia, afirma órgano de OEA

(Por Marianela Mayer).- Resolver el tema de los cuidados facilitaría la recuperación económica y la inserción laboral de las mujeres en la pospandemia, señaló la secretaria ejecutiva de la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM), Alejandra Mora Mora.

Mora Mora se refirió a la situación actual de las mujeres en la región, que, según explicó, ha empeorado en los últimos años a raíz de la pandemia.

Según la exministra de la Mujer costarricense, el mayor impacto fue el económico -con una mayor precarización y más de 10 millones de mujeres que perdieron sus empleos en el continente-, pero aumentó asimismo la violencia de género -no sólo la física sino también la digital- y se deterioró la salud mental de las americanas.

No obstante, destacó que hubo un avance en términos de participación política, ya que hubo países que en medio de la pandemia reformaron sus legislaciones para avanzar hacia la paridad.

Unas acciones afirmativas que, a su juicio, deberían impulsarse en todas las áreas, porque visibilizar las particularidades de las mujeres permite “hacer políticas diferenciadas y llegar de forma distinta”.

Para avanzar al respecto, la CIM, un órgano de la Organización de los Estados Americanos (OEA) presentó en diciembre pasado un decálogo para un Estado en clave de derechos humanos y feminista que, pese haber tenido eco entre las mujeres, Mora Mora reconoció no tuvo el impacto esperado en los gobiernos regionales.

Pese a la expansión del movimiento Ni Una Menos y la lucha contra la violencia de género, América es uno de las regiones más letales para las mujeres. ¿Por qué persiste este problema?

Alejandra Mora Mora: Creo que mucho de esto es porque en nuestra región está tan instalada y naturalizada la desigualdad de poder entre hombres y mujeres, y también la posibilidad de ejercerlo disciplinando a las mujeres para adecuarlas a sus necesidades. Sin embargo, hay que seguir haciendo mucho de lo que estamos haciendo porque sí ha evitado que más mujeres mueran. Aumentó mucho la violencia, pero muchas pudieron salvarse por todas las leyes que logramos tener. Pero vamos a tener que volver a hacer un trabajo de posicionamiento de lo cultural en esta lógica, en el que lo femenino y nuestros cuerpos valgan. Debemos volver a instalar una cultura que tenga una mayor responsabilidad y respeto por los otros. También hay que hacer algo en relación con la sororidad, porque el mundo está absolutamente perfilado a lo individual y además la pandemia lo ha acentuado. Me impresiona cuando hay algún femicidio y entrevistan a un vecino y dice ‘sí, oía que lloraba y oía los gritos’. La violencia mata y las personas no pueden no seguir movilizándose y responsabilizándose frente a eso. Otra cosa interesante a hacer es ayudar a las mujeres con mecanismos que faciliten la denuncia, como la digitalización de los procesos, porque no nos sobra ninguna mujer.

2022 empezó con 5 millones más de personas en pobreza extrema en la región, un retroceso inédito desde hace dos décadas, que afectó principalmente a las mujeres. ¿Revisar el tema del cuidado es imprescindible para lograr el empoderamiento económico femenino?

El cuidado debe dejar de ser una cosa del mundo de la familia y de las mujeres y pasar al mundo de lo público y lo colectivo. El Estado tiene que entrar como un gran garante del tema cuidados desde distintas perspectivas. Debe colocarlo como un tema del Estado de bienestar: 15 de las constituciones de nuestros países hacen alusiones al respecto y ahí hay que considerar al cuidado para universalizarlo. Algunos países lo tienen focalizado en mujeres en extrema pobreza y no están considerando la gran la masa de mujeres de clase media que no puede acceder al cuidado porque simplemente es caro. El Estado tendrá que ir haciendo esto, que tiene un sentido, además de para las mujeres, para la recuperación económica. El cuidado debe hacerse en corresponsabilidad social y eso implica, primero, a los hombres, luego al Estado, y la otra gran área a invitar es el mundo privado. Las empresas tienen que entender que las personas que trabajan para ellos tienen responsabilidad de cuidado y que tienen que hacer políticas internas. Por eso, el mundo de las alianzas público-privadas tendrá que jugar un papel fundamental en reconceptualizar los cuidados. Resolver esto es resolver un tema estructural, un nudo gordiano para poder posibilitar la inserción de las mujeres.

Tras el triunfo de Xiomara Castro en Honduras y el gobierno feminista prometido por Gabriel Boric en Chile, ¿cree que las mujeres empiezan a tener una mayor participación política en América?

Creo que la tendencia es colocar esta reflexión de mejor manera, con todos los movimientos que se han dado. Hay un movimiento feminista, global y colectivo que está colocando de mejor manera la agenda de las mujeres y esto también tiene una influencia, más allá de lo que se hace desde la institucionalidad. Muchos países lograron avanzar en legislación, como Bolivia o México, mientras que otros no lograron nada y la discusión no se da ni siquiera en actores estratégicos, como los partidos políticos. Pero cuando uno tiene países tan poderosos como Chile, con lo que está haciendo en términos de paridad, nos da cuenta de que sí hay una ruta para hacerlo y el electorado reacciona. Muchos ejemplos nos permiten decir que esto está vivo y caminando, y tienen el deber de arrastrar al resto y demostrar que funciona, al generar otro tipo de imaginario y de políticas. Nuestra idea con la paridad es que tenemos derecho a estar sentadas ahí, como lo tuvieron los hombres. Llegar a los puestos de decisión implica generar y jalar esta agenda. Por eso, cuando uno oye a Xiomara Castro con una agenda de eliminar el patriarcado y el femicidio, es una buena ruta porque la agenda de las mujeres para colocarse, tiene que estar en el más alto nivel. Si no estamos en lo más alto, no funciona.