sábado, noviembre 23, 2024
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Las fotos censuradas por la dictadura y la historia de un falso ‘abrazo’ que dio la vuelta al mundo

La verdadera historia de una escena que dio la vuelta al mundo, el supuesto ‘abrazo’ de una Madre de Plaza de Mayo a un represor de la Policía Federal en 1982, quedó al descubierto luego de que Télam recuperara de su archivo y publicara seis fotogramas del reportero Jorge Sánchez que habían sido censurados por orden directa del interventor de la agencia en el anteúltimo año de la dictadura. 

Las seis fotos que nunca salieron a la luz habían sido registradas por Sánchez durante la llamada “Marcha por la Vida” y exhibían la secuencia completa de la interacción en la calle entre la Madre de Plaza de Mayo Susana De Leguía con el subcomisario de la PFA Carlos Enrique Gallone.  

Las imágenes que el coronel del Ejército (ya fallecido) Rafael Benjamín De Piano prohibió difundir con una violenta amenaza al fotógrafo de Télam que las había tomado mostraban a Leguía llorando mientras increpaba al represor Gallone porque, junto a otros efectivos de la Policía Federal, les impedían llegar a la Plaza de Mayo para reclamar por la aparición con vida de sus seres queridos detenidos-desaparecidos.

Por orden de De Piano, interventor de las FFAA en Télam, la agencia oficial de noticias publicó ese día una foto de la agencia DyN que había sido registrada por otro fotógrafo, Marcelo Ranea: esa imagen captaba una fracción de segundo, el instante en el que Gallone “abrazó” a Leguía cuando la Madre se le tiró encima para intentar llegar a la Plaza de Mayo, cosa que le impidieron.

En aquel momento, el agente de la PFA que luego sería condenado por delitos de lesa humanidad perpetrados en la Masacre de Fátima aprovechó el contacto con la mujer para fingir que entre los representantes de la dictadura cívico-militar y los organismos de derechos humanos había una buena relación.

El fotograma seleccionado por DyN y difundido por las usinas castrenses no registraba lo que realmente lo que había ocurrido con la “Marcha por la Vida”, cuyos manifestantes fueron detenidos con la policía montada, sino exactamente lo contrario, pero servía para montar la pantomima de que las fuerzas de seguridad contenían amorosamente a los familiares de desaparecidos.

Esa postal dio la vuelta al mundo, reproducida por Clarín, La Voz, Miami Herald, el New York Times, El País de Madrid y Excelsior de México. Una foto que era la mentira por autonomasia construía un sentido falso, mientras que los seis fotogramas que sobre el mismo hecho había registrado Sánchez, el reportero de Télam, fueron censurados y además nomenclados adrede con una fecha incorrecta en el archivo fotográfico de la agencia.

El objetivo era que jamás pudieran ser hallados.



Tras una minuciosa investigación, Télam encontró y difundió hoy los seis fotogramas que parecían perdidos y que describen la secuencia completa de lo que pasó con Susana De Leguía y el subcomisario Gallone aquel 5 de octubre de 1982, cuando los manifestantes intentaban llegar a la Plaza de Mayo para reclamar por los desaparecidos ante el mismo dictador Reynaldo Benito Bignone.

El propio Sánchez, al recordar lo que pasó ese día a su regreso a Télam tras la cobertura de la marcha, contó que el jefe de su área vio las imágenes, las subió a la redacción y ahí “las rebotó el director de la agencia, que era De Piano”.

“Él (De Piano) pidió todos los negativos, los guardó, se separaron, me llamó a mí a su despacho y la frase fue: ‘Esto que no salga porque puede tener consecuencias para usted y para su familia’. Por eso fueron separados esos negativos y después, seguramente con el tiempo, los habrán puesto con distintas fechas para que nadie los encuentre”, reconstruyó en diálogo con Télam, donde él mismo trabajaba 40 años atrás.

Y al repasar el epílogo de esa jornada, describió con memoria fotográfica la escena final del acto de censura: “Recuerdo que detrás del escritorio de De Piano, él parado y yo enfrente, lo último que me aconsejó fue que el material no saliera a la luz por mi bien y el de mi familia, y luego agregó: ‘Retírese’, así que me fui”. 

Antes de retirarse de las instalaciones, Sánchez tuvo tiempo de preservar el material que había registrado él mismo, al igual que imágenes de la manifestación que habían sacado otros fotógrafos de la agencia como Roman Von Eckstein y Carlos Ventura.

Dos días después de la “Marcha por la Vida”, el 8 de octubre de 1982, Sánchez caminaba por la calle cuando en la esquina de la General Paz con la calle Ceballos se le cruzó un vehículo: lo obligaron a subir para llevarlo por la fuerza a un centro clandestino de detención, donde recibió maltratos verbales y físicos hasta que lo “devolvieron”, unas horas después, en la calle General Paz y Nogoyá.

El propio fotógrafo dio testimonio de esa situación límite hace dos años, el 5 de octubre de 2020, al cumplirse otro aniversario de la “Marcha por la Vida”, en un largo posteo en Facebook en el que se preguntó qué hubiese pasado si las imágenes que él había registrado de Leguía y Gallone se hubieran difundido desde Télam.

“Hoy me pregunto si esta imagen hubiese acariciado las rotativas ese día podría haber cambiado la historia”, escribió entonces.

El encuentro de la Madre de Plaza de Mayo y el subcomisario tuvo también como testigo a Nora Cortiñas, referente de Línea Fundadora, quien afirmó en diálogo con Télam haber visto cómo la mujer “se le fue encima a Gallone, que aprovechó el momento para abrazarla y que pareciera que la policía trataba bien a las Madres”.

“El gesto de Susana era de desesperación y de furia”, describió a esta agencia, y contó que la protagonista de la foto del debate “no era habitual” en las protestas de las Madres, ya que “trabajaba, atendía una peluquería, entonces no conocía nuestros códigos que eran no tocar ni dejarse tocar nunca por un policía”. 

Otro reportero gráfico que trabajó muchos años en Télam, Alejandro Amdam, recordó que hacia el final de 1982, junto a un grupo de colegas, organizaron una muestra con las imágenes que los medios no querían reproducir; para la exhibición habían seleccionado dos imágenes de Sánchez, las dos mostraban a la Madre de Plaza de Mayo y al represor Gallone: en la primera, a Leguía llorando porque le impedía el paso, y en la otra, el presunto ‘abrazo’ con el subcomisario.

La idea era mostrar ambas fotos con un título “Cara y Ceca”, pero en la noche de la inauguración alguien se robó la foto incómoda: la que daba testimonio del llanto, de la impaciencia y la desolación de la mujer.