Barresi: “Cuando lo esencial parece una utopía y sólo interesa salvar privilegios e individualismos”
Por Gustavo Barresi, presidente de la UCR de La Matanza.
En toda esta etapa democrática quedó más que demostrado que Raúl Alfonsín fue un estadística impresionante, con una claridad meridiana, que avizoró algunos de los tantos problemas que la democracia argentina podía transitar.
Pero me atrevo a realizar una aseveración, seguro que nunca se imaginó el deterioro social, moral y ético en el cual hoy vivimos los Argentinos.
Seguimos discutiendo temas en los cuales hace años fueron cosa juzgada y tantos otros que la democracia debería haber corregido y solucionado.
Lo que si Raúl avizoró, como esencial y prioritario fue la construcción, el fortalecimiento de las instituciones a través de una herramienta indispensable para la obra reparadora que fueron son y serán los partidos políticos.
Entendió que estos deberían ser fuertes y allí orientó y plasmó en la reforma del 94′ una batería de nuevos derechos y garantías. Entendió que con partidos fuertes, la nación podía tener un futuro esperanzador, con consensos básicos, respetando con pluralidad de ideas, la obra y la acción.
Después, el mundo real mostró otra cosa y desde hace algunos años se plasmó lo que Raúl nunca hubiese imaginado: la confrontación permanente, los antagonismos casi irreconciliables, la falta de diálogo, la grieta social.
Por eso entiendo que habrá que extremar el diálogo y el respeto, asegurar la libertad y proteger a las instituciones garantizando la división de poderes.
Eso será lo que se deberá rever y reconstruir, para ello, el Radicalismo tendrá una tarea esencial como así el Peronismo, el Socialismo y la izquierda
Los valores están en peligro y reflotar la moral, la ética, la igualdad, la equidad será una construcción más que necesaria, yo me atrevería a decir que es vital.
Para ello, será prioritaria participación de todos para encaminar los destinos de la Argentina para mejorar el presente y el futuro de nuestra nación en paz, libertad y para reparar derechos sociales políticos y económicos al priorizar al hombre y sus necesidades.
En fin, pensar y trabajar en el tan preciado bien común.
En La Matanza, en particular, habrá que definir el perfil en esta nueva etapa en la que deberá predominar la eticidad para mejora el diálogo, el debate sano y sincero para impulsar las reformas sustanciales, mejorar la transparencia, lograr el desarrollo y mejorar la vida de los Matanceros rompiendo en definitiva con el centralismo y la burocracia, trabajar en propuestas superadoras, darle una alternativa a los vecinos, y no sólo esperar votar al menos malo, sino al que nos garantice una administración honesta, progresista en serio, integradora y reparadora.