Entrevista al cantante urbano de González Catán, Bandido
(Por Javier Berro) El cantante y compositor urbano Maximiliano Villalba, conocido artísticamente como Bandido, se abre paso en el camino de la música y construye su carrera de manera independiente desde su búnker de González Catán en el que tiene montado su estudio de grabación.
Bandido, que se transformó en uno de los abanderados del perreo nacional, estrenó en las plataformas, en enero pasado, “Mentirosa” junto a Pepper -el último invitado de DJ Tao en la Turreo Sessions-, una colaboración que le debe su crédito a DJ Román que terminó por conectar a los dos artistas.
En esa misma residencia está montado el estudio de grabación donde suele “dejarse llevar por el beat” para componer, ya sea haciendo freestyle o escribiendo sus versos: “Pienso que antes que reggaetonero soy más rapero. Y aunque no tenga muchas canciones plasmadas así, cuando quiero descolgar con algo me pongo a escribir y a escribir”, añadió el cantante, quien en los últimos días también estrenó “Es un montón” junto a R Jota.
“En Puerto Rico hay boricuas como Héctor El Father y Cosculluela que rapean sobre bases de reggaetón. Antes había más prejuicios y más división: si eras rapero tenías que ser de tal forma, usar tal vestimenta y todo eso, pero hoy en día cambió bastante y todo se fue fusionando con el pasar de las décadas”, señaló sobre sus referentes y sobre un cambio de paradigma que, según su mirada, se debe al avance de la tecnología y la globalización musical que imponen las plataformas.
Cuando apenas era un niño de 12 años, Bandido descargaba canciones sueltas que no siempre eran las que estaba buscando: “Me gustaba mucho la cumbia y también Vico C que traía otro planteamiento musical. Me acuerdo de meterme en un cyber para bajar canciones con el Ares pero a veces terminaba descargando otras que quizás se llamaban igual: así fue que empecé a conocer el hip-hop ‘yankee’ y me empezaron a llamar mucho la atención sus sonidos”.
Sumergido en los ritmos tropicales de la escena argentina, tuvo que sortear miradas condenatorias para transitar sin culpa la cultura del rap: “Cuando era adolescente, estaba la guerra de los cumbieros contra los reggaetoneros y tampoco era común que alguien escuchara rap y cumbia, entonces era algo que me guardaba mucho para mí. Empecé a desplazarme más cuando conocí a productores como Rulits, productor de Obie Wanshot”.
Paradójicamente, su nombre quedaría fijado al lado de algunas figuras de aquella escena como Duki y Tiago PZK, a quienes bautizó en sus primeras incursiones en el reggaetón cuando los recibió para el remix de “No Me Conocen” con la que hoy tiene más de 170 millones de reproducciones contando solamente los números de Spotify.
“A Duki lo había conocido en una fiesta a través de Fer Palacios, con quien yo trabajaba. Me acuerdo que compartimos un poco de freestyle. Ese día lo alcancé con el auto hasta su casa pero ni le dije que cantaba. Él ya se conocía con Rei, quien una vez en el estudio le habló de mí y se ve que le mostro el tema. Fue ahí que lo compartió en las redes cuando la canción tenía 30 mil reproducciones. Al rato me habló por privado y me dijo ‘amigo, te tengo que decir algo’. Yo pensé que se había pinchado”, contó.
Los tres artistas terminaron potenciando el alcance que había tenido la original, que había sido festejada con asado y en familia como un buen augurio para su carrera: “Duki me dijo que también se quería montar Tiago PZK, quien hasta ese momento casi no había grabado reggaetón y le terminó gustando como quedaba su estilo en el género. A partir de ahí, los dos se metieron más en el reggaetón. Como son raperos, a los tres les quedó pintado”, añadió.
Decías que trabajaste con el dj Fer Palacios ¿Qué resultó de aquella experiencia? ¿Y que aprendiste de haber trabajado en la cocina de ese estilo ‘cachengue’?
Lo conocí por Lea In The Mix, que fue el productor de “Turromántico” y de “No Me Conocen”. Me llevó para ahí porque había un proyecto para hacer unos remixes en vivo que iban a sonar en los bares. Todavía no había empezado con los “Previa Cachengue”, pero yo me mandé como siempre que veía un hueco; él estaba con muchos proyectos y a mí me sirvió muchísimo. No tengo nada para quejarme sobre mi experiencia con Fer Palacios porque me ayudó bastante. Es más, en algún momento me hizo escribirle algunas canciones para darme una mano, pero quedaron ahí. Pienso que me dijo ‘no te voy a dar la plata de onda, ganátela’ pero siempre me ayudó, me trató de diez y me sirvió muchísimo porque conocí amigos que tengo hasta el día de hoy. La verdad, es un visionario el chabón.
¿Cómo era tu vida antes de la explosión viral que tuvo “No Me Conocen Remix”?
Yo siempre tuve a la música y el trabajo en la misma balanza, al cincuenta por ciento cada una. La música es un vaivén que no tiene horarios fijos y a veces me pasaba que me invitaban a grabar a las dos o tres de la mañana. Por ahí estaban rapeando y a las seis de la mañana ya tenían una canción, pero como yo tenía que trabajar (compartiendo el oficio de carnicero junto a su papá) me tenía que limitar en esas cosas. Fue en cuarentena que empecé a replantearme un montón las oportunidades que había desaprovechado, pero entendí que el destino me las había puesto en el momento justo para que acumulara experiencia y me queden en el pie cuando tenía que ser. Pensaba mucho, tampoco tenía una herramienta para grabarme, entonces me puse a componer y componer. ´No me conocen´ salió de ese tiempo en cuarentena, mientras también hacía canciones para Fer Palacios. Siempre me las rebusqué por todos lados y el que busca, encuentra. El sol está ahí y no va a venir a encontrarte a vos, lo tenés que ir a buscar.
¿Es el mensaje que querés hacerle llegar a otros?
Obvio, es que el resultado pueden ser tres minutos de una canción. La gente se lleva eso, pero detrás de eso hay días, meses y años. En su momento me esforcé mucho para hacer los videos. La ropa con la que salgo en el primer video de “No Me Conocen” es ropa de mi papá: los zapatos y el pantalón del trabajo. La gorra me la prestó un amigo. Fue todo a pulmón: me acuerdo de haber ganado una plata por haber escrito unas canciones, de ir al shopping de San Justo con mi novia a comprarme ropa, pensando ‘esta Navidad somos nosotros’, como se dice en los barrios. Fui, me probé la ropa y cuando me miré al espejo me imaginaba cantando en un video, entonces le dije que nos fuéramos, porque ‘esa plata la iba a poner en un video’. A los dos o tres días estábamos filmando el video de aquella canción. Son esas locuras que me hacen pensar ‘¿y si no lo hacía? ¿qué hubiera pasado?’.
¿Qué viene para los próximos meses? ¿Un segundo EP?
Estoy terminando los últimos detalles de “Turromántico 2” que va a tener colaboraciones con artistas nacionales y muchos de afuera también. Se vienen muchas más canciones que el año pasado y que otros años con las que espero seguir representando mi esencia de reggaetón del ‘west’. Pero lo primordial es ser más feliz que el año pasado junto a mi familia. No hay nada mejor.
Fuente: Télam