La Matanza: Los padres de Tahiel reclamaron justicia, en el juicio realizado en la sede de la UNLaM
Los padres de Tahiel Contreras, el niño de seis años que murió atropellado en 2020 en Laferrere, como consecuencia de una supuesta picada ilegal, declararon ayer como testigos en la primera y única jornada del juicio oral y público que se realizó en la sede de la Universidad Nacional de La Matanza, y afirmaron que su “único interés es que se haga justicia para preservar la memoria” de su hijo.
“Mi interés es preservar la memoria de mi hijo y para eso necesito que se haga justicia”, dijo Luciano Guillermo Contreras, padre del niño fallecido ante la consulta del Tribunal en lo Criminal Nº 4, al iniciar su declaración testimonial.
En el mismo sentido se expresó la madre de Tahiel, Noelia Abigail Díaz, quien también declaró en la jornada en la que ambos se mostraron angustiados al realizar la reconstrucción del suceso, del cual también “resultaron con lesiones”, según la investigación.
“Ahora sin tenerlo a él -por Tahiel- nos mataron en vida, no tenemos un motivo por qué vivir”, dijo en su declaración Díaz.
A los padres no les consta que los sospechosos se hayan acercado a ellos el día del hecho para corroborar su estado, según declararon.
El suceso ocurrió en pandemia, el 13 de septiembre de 2020, según estimaron, a las 16.45, en la intersección de la Ruta Provincial N° 21 y la arteria Soldado Sosa de la localidad de Laferrere, zona “densamente poblada”.
Los imputados Nahuel Agustín Olivera, panadero de 24 años, oriundo de Gregorio de Laferrere, y Alexis Leonel Escribanti técnico radiólogo de 26 años, oriundo de Villa Luzuriaga, que, según el documento de requerimiento de elevación a juicio de 2021, se conocían desde el colegio y frecuentaban el “picódromo”. Llegaron a esta instancia con “prisión efectiva” y defensas diferenciadas.
Distintos testigos coincidieron en mencionar el “estruendo” que se escuchó previo al impacto y la velocidad “extraordinaria” con la que pasó el primer auto, “conducido por Escribanti”.
Durante el juicio declararon al menos siete testigos, entre ellos la madre del niño, el padre, la mujer que conducía el auto modelo Fox “parado en el semáforo” que terminó embistiendo a la familia luego de ser chocado por el auto que condujo Olivera, otros conductores de vehículos que transitaban por la zona ese día, un joven que trabajaba en una estación de servicio cercana y un hombre que vivía a 20 metros del hecho, que asistió a los familiares.
La mujer que conducía un auto modelo Fox dijo durante su declaración que “el impacto fue muy grande” y sintió “la sensación de volar, que el auto se levanta y cae”, lo que provocó que se desvanezca y luego, al salir del auto junto a su acompañante vio a los padres de Tahiel y se quedó “shockeada” porque en ese momento se dio cuenta que “había quedado alguien” debajo, el niño, y vecinos del lugar y el propio padre intentaron mover el vehículo para liberar el cuerpo.
“Si -Olivera- hubiese venido despacio no me hubiera chocado como me chocó”, consideró la mujer, que se puso a disposición de la justicia inmediatamente, y quien además dijo que en el momento previo al impacto tuvo la sensación de que estaban “corriendo”.
Por su parte, la acompañante, otra mujer, expresó que recuerda “al auto rojo con el pibe ese -señalando a Olivera- que no le importaba nada, solo su vehículo”.
El juicio, a cargo del Tribunal en lo Criminal Nº 4 conformado por los jueces Nicolás Grappasonno, Gerardo Clemente Gayol y Franco Fiumara, se inició ayer pasadas las 9.30 e incluyó la declaración de los testigos y los alegatos, hasta que finalizó a las 22:00.
La Fiscalía especializada en Homicidios de La Matanza fue representada por Sergio Alejandro Antin, quien informó a Télam que la lectura de la sentencia va a ser el viernes próximo, a las 14:00, por medios telemáticos.
Olivera y Escribanti fueron acusados por “Prueba ilegal de velocidad -conocida como ‘picada’- en concurso real con homicidio simple -de Tahiel- a título de dolo eventual en concurso ideal con lesiones leves reiteradas en dos oportunidades -a la madre y el padre de Tahiel-“. Se trata de al menos tres delitos, explicó el abogado de la parte damnificada, Alberto Palacio.
“En general, las penas en homicidio simple son de 8 a 25 años y, en este caso, el concurso hace que uno pueda llegar a pedir más pena”, precisó el abogado.
“Vamos por la pena más alta posible, que representaría un hecho importante en el camino de justicia general de las víctimas de los hechos de tránsito”, añadió.
Por su parte, el representante de la defensa de Olivera, Reynaldo Bandini, dijo que “en realidad lo que hay es un accidente de autos y si llegara a corresponder un homicidio culposo, de ninguna manera hay dolo eventual. El dolo eventual lo coloca a mi defendido en la misma posición de un homicidio simple, con la misma pena en expectativa a partir de 8 años. En caso de homicidio culposo, la condena sería de ejecución condicional menor a tres años y ya lleva dos años detenido”.
En tanto el abogado defensor de Escribanti, Horacio Casalla sostuvo que pedirá la absolución de su defendido porque “no existe ningún elemento de prueba de la existencia de una prueba de carrera. Eventualmente en la peor de las hipótesis, que creo que tampoco está demostrado, se puede estar hablando de una infracción de tránsito, que es una cosa muy distinta”.
Los familiares y amigos de la víctima se mostraron muy conmovidos en distintos momentos del juicio al escuchar la reconstrucción de los testigos.
Entre las pruebas se presentaron videos de cámaras de seguridad públicas y privadas, pericias accidentológicas, informes policiales y declaraciones testimoniales.
Al menos 150 familiares y vecinos de Laferrere cortaron la calle Florencio Varela a la altura de Ombú, en San Justo, en la puerta de la Universidad para apoyar a la familia antes de comenzar el juicio.
Al ingresar al estrado, el tribunal solicitó a la parte damnificada que las personas que fueron a apoyar a la familia culminen el corte y se ubiquen en la vereda.
Por la tarde, el mismo grupo de personas continuaba esperando a la familia en la puerta en demostración de acompañamiento.
Según la investigación de la fiscalía, Escribanti iba a bordo de un Volkswagen modelo Vento y Olivera a bordo de un Chevrolet modelo Corsa, cuando “decidieron” realizar una picada ilegal, circulando por la ruta a una velocidad “superlativa”, eludiendo a otros autos y “creando una situación de peligro para la vida o integridad física de las personas que transitaban por la vía pública”, señalaron.
Al perder el control de los rodados, según la investigación, el Corsa impactó contra un tercer vehículo que circulaba en forma reglamentaria por el carril lento (el auto Fox), y fue desplazado hacia la vereda, lugar donde fueron embestidos Luciano Guillermo Contreras, Noelia Abigail Díaz -padres del niño- y Tahiel, quienes esperaban para cruzar para ir a tomar un helado y luego “darle la sorpresa de ir a la plaza -en el marco del aislamiento por la pandemia-“, indicó la madre.
Los tres sufrieron politraumatismos, pero Tahiel falleció en el acto.