sábado, noviembre 23, 2024
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Tenemos ley, no tenemos tiempo

Por Matías Muñoz, coordinador para Argentina de la Alianza Mundial contra el Estigma y la Discriminación Asociados al VIH. Activista. Abogado. Fundador y Presidente de la Asociación Ciclo Positivo.

No hay más tiempo. No hay más tiempo, fue el lema que tomó fuerza en la campaña por la nueva ley de VIH y hepatitis, y se empezó a escuchar en el 2017, cuando el proyecto se destinaba a perder estado parlamentario por primera vez.

El proceso de reforma comenzó en 2013 y 2014. Decenas de organizaciones de todo el país nos propusimos pensar en la modificación de la ley nacional de sida, ley que estuvo vigente hasta ayer. Y es que 30 años de pandemia (otra, no esa a la que todo el mundo le prestó rápida atención) le enseñaron a la sociedad que la respuesta al VIH no era suficiente con distribución gratuita de preservativos, con alguna campaña aislada de testeos en la vía pública, ni tampoco con un intermitente y -casi- universal acceso al tratamiento antirretroviral.

No hay más tiempo nació del empezar a sentir la desidia, del soportar portazos de legisladores, pero sobre todo del despedir amistades. No hay más tiempo nació -y creció- de la necesidad de encontrar respuestas desde la política a las que entendemos son las principales causas de muertes relacionadas al sida: la discriminación y la pobreza.

Según los datos del Ministerio de Salud de la Nación 13 personas todos los días pierden la vida por causas relacionadas al sida, a las hepatitis virales o a la tuberculosis. No podemos permitir como sociedad que más personas sigan muriendo por causas evitables, por patologías tratables. El estado no estaba haciendo lo suficiente para evitarlo: 7 de cada 10 personas con VIH en Argentina no tiene un empleo formal. 3 de cada 10 personas recibe su diagnóstico en etapa avanzada de sida. Una de cada 5 personas refiere haber sido obligada a declarar su diagnóstico positivo para acceder a un empleo. ¿Sabías que en el norte del país en la actualidad 1 de cada 3 personas que cuenta su diagnóstico a su familia, pareja o amigos tiene una experiencia negativa? ¿Alguna vez te preguntaste qué estás haciendo vos para que más del 80% de las personas con VIH decidan no compartir su diagnóstico con otras personas? La sociedad necesita un cambio y esta ley viene a ofrecernos herramientas.

Con derechos -y obligaciones- de avanzada, ahora reconocidos en el ordenamiento jurídico, Argentina empieza a escribir una nueva forma de dar respuesta al VIH y a las Hepatitis desde el enfoque integral de los derechos humanos. Una mirada integral digna de ser exportada a la región y al mundo. Una respuesta sanitaria que no solo piensa en un virus que recorre las venas, sino también en que la persona tenga un plato de comida en la mesa. Una respuesta integral que pone foco en las inequidades de género y las violencias ejercidas sobre los cuerpos de las mujeres con VIH. Una respuesta integral que le presta especial atención a las niñeces y las adolescencias que nacieron con VIH y con hepatitis. Que declara de interés público y nacional la defensa de la soberanía sanitaria y la producción pública de medicamentos.

Una ley no cambia realidades de un día para el otro. Será ahora el turno de reglamentarla y difundirla, porque para poder ejercer los derechos es necesario conocerlos. 13 personas habrán muerto hoy, y 13 más mañana. Aunque no lo creas, depende de cada uno de nosotros hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que nadie más muera por estas causas evitables. Por acá seguimos sin tener tiempo. Pero ahora tenemos ley. Una ley que le dá justo donde hay que darle para cambiar el mundo: una nueva ley de VIH contra la pobreza y la discriminación. Ahora te toca a vos.