Ramos Mejía: la familia del kiosquero Sabo organiza un aplauso simbólico a un año del asesinato
La conmoción de toda una ciudad, y también del país, ante el brutal asesinato del kiosquero Roberto Sabo tuvo un cierre con la condena a cadena perpetua del homicida Leandro Daniel Suárez.
Pero entre la muerte del conocido vecino de Ramos Mejía, las marchas espontáneas, los roces y enfrentamientos con la Policía bonaerense, los cambios de comisarios, las medidas impulsadas por el Ministerio de Seguridad provincial y la difícil relación con el Municipio de La Matanza, pasó un año.
Por eso, el próximo lunes, la familia, amigos y vecinos de Roberto Sabo se juntarán a las 18:00 horas en la puerta del kiosco donde se desencadenó el trágico suceso para recordarlo con un aplauso simbólico.
En el caso del kiosquero se hizo justicia, pero también fue la prueba evidente de la indefensión en la que se encuentran los habitantes del conurbano bonaerense ante el crecimiento del delito por una sumatoria de factores que inciden en este complejo conglomerado urbano.
El recuerdo y la congoja por la muerte de Sabo es una herida abierta para la familia, pero el recuerdo y el acompañamiento de la comunidad tal vez represente una esperanza. La cita es el próximo lunes 7, a las 18:00, en la puerta del kiosco ubicado en Avenida de Mayo y Alvarado, en Ramos Mejía.
Cronología de un caso que conmovió a la ciudad
7 de noviembre. Pasadas las 14:00 horas dos delincuentes ingresaron al kiosco con la intención manifiesta de robo y asesinaron a Roberto Sabo, de 45 años, de cuatro disparos, lo que provocó la conmoción inmediata del vecindario que se movilizó hasta el local.
La Policía detuvo al asesino Leonardo Daniel Suárez, de 29 años, y a su cómplice, una adolescente de 15 años que reside en el barrio Ejército de los Andes, más conocido como Fuerte Apache, en Ciudadela.
8 de noviembre. La indignación provocada por el asesinato hizo que los vecinos realizaran una manifestación para exigir justicia y en reclamo de mayor seguridad. Las personas se reunieron en la puerta del kiosco ubicado en avenida de Mayo y Alvarado y luego se trasladaron hacia la puerta de la Comisaría 2da de Ramos Mejía.
Al grito de Justicia, los manifestantes cortaron la avenida y reclamaron la presencia del ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, al tiempo que un grupo especial de la Policía custodiaba el ingreso desde temprano debido al enojo creciente de la multitud.
Berni llegó a las 21.30 y los reclamos recrudecieron. La manifestación creció en cantidad y se vivieron momentos de tensión. Al grito de “¡justicia!” y “¡seguridad!”, con aplausos e insultos, el semblante de las personas que se plantaron frente a la valla de policías cambió a medida que la exaltación los dominó, lo que derivó en algunos empujones y forcejeos con efectivos de la infantería.
El reclamo de la comunidad ramense se expresó de manera pacífica hasta que un grupo de personas enardecidas, pasada las 20:30, comenzó a arrojar botellas contra la Policía que respondió con balas de goma y gases lacrimógenos, lo que desató corridas y la furia
de los vecinos que comenzaron a gritar “que se vayan todos, que no quede ni uno solo”.
Sin embargo, los sucesos fueron desencadenados por un pequeño grupo que desde el inicio de la concentración se manifestaban dispuestos a provocar a los uniformados, lo que contrastó con la mayoría de los convocados debido a que se trató de familias que reclamaban justicia y seguridad.
9 de noviembre. Los hijos, padres y la ex exposa despidieron a Roberto en el velatorio que la familia dispuso, en la cochería Pache de Morón, para que también los amigos, vecinos y comerciantes del barrio le dieran el último adiós.
El resultado preliminar de autopsia que los peritos forenses practicaron al cuerpo de Roberto Sabo indicó que recibió cuatro disparos en el tórax que le provocaron la muerte.
12 de noviembre. Efectivos de la Unidad Táctica de Operaciones Inmediatas (UTOI), miembros de la Policía municipal, integrantes del cuerpo de Infantería, uniformados del Grupo de Apoyo Departamental, entre otras fuerzas de seguridad “invadieron” San Justo en el marco de un operativo de Seguridad inédito en La Matanza para custodiar a los manifestantes que se congregaron en las inmediaciones del Palacio comunal para realizar la denominada Marcha de las Velas.
El dispositivo de seguridad montado por la Policía Bonaerense abarcó las seis manzanas entre las calles Arieta, Salta, General Ocampo y Perú con el objetivo de impedir que la multitud se acercara al edificio municipal y a la comisaría 1° de San Justo. El cerco fue implementado mediante la instalación de vallas metálicas negras de aproximadamente dos metros de altura. Junto a las vallas, en cada boca de calle, custodiaban el paso efectivos de la UTOI y de la Policía local.
Por su parte, integrantes del cuerpo de Infantería se encontraban estratégicamente distribuidos en la plaza, en medio de los juegos.
Además, uniformados del Grupo de Apoyo Departamental vigilan la entrada a la sede de la DDI, sobre la calle Salta.
Con este despliegue de las fuerzas de seguridad las autoridades comunales esperaron a los manifestantes, pertrechados y preparados para impedir de parte de la multitud pueda acceder a las cercanías del Palacio Municipal.
No obstante, La Marcha de las Velas se realizó a pesar de lo ocurrido a lo largo de la jornada. Familiares de víctimas de hechos de inseguridad se acercaron con velas que colocaron junto con algunas banderas sobre el vallado dispuesto por el operativo policial.
6 de mayo. “Quiero invitarlos el viernes 6 de mayo, a las 19:00 horas a marchar desde la puerta del kiosco. En conmemoración a los 6 meses del asesinato de mi viejo y para reclamar más seguridad”. Con este mensaje en las redes sociales, Nicolás Sabo, hijo del kiosquero asesinado convocó a los vecinos de Ramos Mejía a sumarse a la marcha.
Para no resignarse al olvido colectivo y como mensaje de que los hechos de inseguridad se repiten en cada rincón de Ramos Mejía, la familia de Sabo encabezó la marcha en reclamo de justicia y de mayor seguridad.
22 de agosto. Más de nueve meses después del asesinato del kiosquero Roberto Sabo comenzó el juicio contra el autor del crimen, suceso que conmocionó a los ciudadanos de Ramos Mejía y que trascendió a nivel nacional por la reacción de la comunidad.
El imputado Leandro Daniel Suárez, con antecedentes penales, fue juzgado por el Tribunal Oral en lo Criminal N° 2 del Departamento Judicial de La Matanza, integrado por los magistrados Diego Burgueño, Arturo Gavier y Lucila Pacheco.
La familia del kiosquero, junto a miembros del Grupo Vecinos en Alerta, se congregaron en la puerta del Tribunal a las 8:30 para reclamar que se hiciera justicia.
25 de agosto. Inicio de los alegatos en el juicio por el crimen del kiosquero Roberto Sabo. La familia de la víctima manifestó que esperaban que el acusado fuera condenado a la pena máxima de prisión perpetua.
30 de agosto. El asesino fue condenado a la pena de prisión perpetua y, además, fue declarado “reincidente” por los jueces Diego Burgueño, Arturo Gavier y Lucila Pacheco por lo que no podrá pedir la libertad condicional.
El fallo fue dictado por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 2 de La Matanza, que condenó a Leandro Daniel Suárez (30) por el delito de “homicidio criminis cause con la participación de una menor de edad, robo calificado por el uso de arma de fuego y portación ilegal de arma de fuego de uso civil y de guerra”.
“Por fin terminó todo este calvario, por fin vamos a poder dormir y estar un poco en paz”, dijo Nicolás, uno de los hijos de la víctima, desde el estudio de su abogado Fernando Burlando, con quien escuchó la sentencia junto a su hermano Tomás y agradeció el trabajo de “los fiscales”.