jueves, abril 18, 2024
ENTREVISTAS

Entrevista con la consejera Escolar matancera, Leticia Orrego

Sus 30 años en la docencia y los últimos 14 como directora de la Escuela N° 61, de Ciudad Evita, hacen de la Profesora de Matemáticas y Física, Leticia Orrego, una profesional idónea para ocupar un cargo que esencialmente requiere de personas que conozcan las necesidades de los establecimientos educativos y de las comunidades escolares del distrito.

Tal vez su asunción como consejera escolar, en diciembre de 2019 por el Frente de Todos, represente la confluencia de dos ámbitos con objetivos complementarios, el de brindar las condiciones necesarias para que se pueda ofrecer la mejor educación posible en las escuelas de un distrito complejo como es el de La Matanza.

Pero la actual secretaria del Consejo Escolar de La Matanza no sólo conoce las aulas, sino que tiene una trayectoria en el ámbito político a través de su militancia en Suteba. “Yo siempre tuve actividad gremial que comenzó por una necesidad. Me había separado y estaba sola con mis dos chicos y necesitaba una casa porque alquilaba, y Suteba crea la cooperativa de vivienda COPTEBA y me inscribo. A partir de ahí comencé con alguna militancia en la cooperativa y después en el sindicato. Luego de eso tuve casa y además marido”, remata Orrego con gracia y con una sonrisa cómplice.

Además, reconoce en Silvio Maffeo a su referente político, porque el expresidente del Consejo Escolar le propuso ocupar un lugar en la lista de candidatos cuando, en realidad, estaba en una etapa muy diferente de su vida. “Trabajaba en la escuela mientras tramitaba mi jubilación, que no se dio porque el día que fui a La Plata a buscar mi documentación se había inundado el archivo, así que me volví un poco enojada y, en esa misma semana, se incendió la escuela de la que soy directora (en la actualidad con licencia) y Maffeo me convoca en paralelo. Yo no estaba muy segura, pero como es mi referente político de educación, acepté”, explicó.

Al Consejo llegó con una importante trayectoria en el ámbito educativo. Comenzó en la actividad docente al dictar clases para adultos en el C.E.N.S. del Sindicato municipal y, dos años después, tuvo su primera experiencia en la Escuela Media N° 15, posteriormente asumió la dirección de la Escuela 61. Además, continúa capacitándose al cursar en la Universidad Pedagógica Nacional la Especialización en Políticas Públicas en Educación.

Orrego se esfuerza en señalar que los consejeros realizan un arduo trabajo que se encuentra invisibilizado, pero que están abocados a dar respuestas. “Hay procedimientos que no podemos obviar porque está nuestra firma en el medio y hay que ser cuidadosos. Además, una creencia es que por el Consejo pasa mucha plata, y en realidad, prácticamente ni pasa por nuestras manos porque las obras se efectúan a través de licitaciones y después hay que rendir cuentas, factura mediante. Todos estos aspectos del trabajo no se ven y no se saben”, afirma con contundencia.

¿Asumió otro rol el Consejo Escolar en el marco de la pandemia?

No necesariamente. A veces el trabajo del Consejo Escolar suele estar invisibilizado en situación de no pandemia, y quizás ahora al quedar expuestas las necesidades de muchos sectores nos percibieron como los garantes del Estado al llegar con el Servicio Alimentario Escolar (SAE). Sin embargo, siempre dependió del Consejo Escolar y en época de no pandemia se reparte en las escuelas. Esto siempre se hizo.

¿Qué es lo que garantiza el Consejo Escolar?

 Tal vez esto es lo que no queda claro. Hay una parte pedagógica, otra administrativa y otra de materialización en lo administrativo que es la que realiza el Consejo Escolar.

La parte pedagógica está en Jefatura Regional y sus distritales, la administrativa docente está en la Secretaría de Asuntos Docentes 1 y 2, y la parte administrativa en cuanto a auxiliares, servicio alimentario, mobiliario, limpieza y todas las necesidades que tiene la escuela para su funcionamiento están a cargo del Consejo Escolar y siempre lo estuvieron.

Ocurre que la pandemia vino junto con un cambio de gobierno y hubo que cubrir muchas necesidades. Una de las cosas que no se entregaban en las escuelas era justamente los elementos de limpieza, que antes los compraba la cooperadora y les llegaba desde el Consejo algo mínimo, por mes, que no alcanzaba.

Desde la Dirección General de Cultura y Educación se propuso brindar esos elementos a través del Consejo Escolar, que somos los representantes en el distrito. Esto comenzó en marzo del año pasado con la pandemia.

¿Cuáles son las necesidades de las escuelas y de los jardines de infantes en el distrito?

La Matanza es muy grande y la necesidad social de las comunidades se hacen visibles por las escuelas. Hace 30 años tal vez en un barrio lo único que era visible era la escuela, que junto con la iglesia eran lo único que tenían las personas para llegar al Estado.

También hay sectores de La Matanza en los que se fueron autogenerando barrios sin una planificación previa y que son los que tienen mayores carencias y necesidades, que crecieron después de cuatro años de un gobierno provincial que no construyó escuelas, que no nombró más auxiliares y en el que sólo hizo un jardín en toda La Matanza.

Y hay otro factor, el crecimiento vegetativo de las escuelas crece año tras año, a eso se le suma el aumento que tuvo la matrícula en las escuelas de gestión estatal porque la situación económica hizo que muchas familias sacaran a sus hijos de las privadas para llevarlos a las públicas, por una cuestión de costos, lo que obliga a construir más aulas y garantizar más cupos de alimentos.

¿Cuáles son los porcentajes del traslado de alumnos de las escuelas privadas a las públicas?

Antes de la pandemia había en todo Matanza 12.000 alumnos más en las escuelas como producto de transferencia de estudiantes de la privada a la pública.  Más todo lo que aumentó durante la pandemia. La matrícula total alcanza los 256.130 alumnos entre escuelas especiales, jardines de infantes, primarias, secundarias y técnicas.

¿Hace falta personal auxiliar en las escuelas?

Los auxiliares se nombran de acuerdo con la infraestructura de la escuela. De acuerdo con el reglamento cada auxiliar debe tener a cargo cuatro aulas y dependencias. Ocurre que hay auxiliares que se jubilan, también en este tiempo fallecieron algunos por la pandemia. Esas vacantes se cubren, pero también se tienen que generar nuevos cargos. La realidad es que durante el gobierno anterior no se nombraron nuevos cargos y creció la matrícula y en La Matanza se construyeron aulas, lo que implica la necesidad de más auxiliares.

Al comenzar la pandemia, además, empezaron a implementarse las dispensas. Las personas mayores de 60 años no podían ir a trabajar, y las que tenían alguna enfermedad prevalente al Covid tampoco. Desde el 24 de febrero a la fecha tenemos autorizados más de 1.000 cargos por dispensas cubiertos a través de actos públicos virtuales. Son suplencias extraordinarias que tienen vigencia hasta el 30 de junio, aunque se pueden extender o no de acuerdo con las decisiones que se tomen a nivel gubernamental.

¿Cuál es la situación edilicia de las escuelas del distrito?

La escuela ediliciamente siempre necesita algo más, porque el uso mismo hace que se rompa un vidrio, una canilla, cuestiones de mantenimiento que son permanentes. A eso se le suma la necesidad de una infraestructura más importante como es la construcción de más aulas, de escuelas completas, de jardines en algunos barrios debido al crecimiento de la densidad poblacional sin una proyección previa. La realidad es que se está trabajando en todo lo que es infraestructura.

Al principio del año pasado, en lo que nosotros llamamos riesgo inicio, se trabajaban en 47 escuelas y este año se están haciendo obras en más de 144 que habían quedado paradas por la pandemia y sus consecuencias. Hoy se están y licitando los programas PED, que son obras para garantizar agua potable y gas. Y además todo lo que tiene que ver con reparaciones y con nuevas construcciones.

Por otra parte, tenemos las emergencias que se dan de manera cotidiana vinculadas con la rotura de portones, cerraduras, tapas de luz y demás, y a lo que hay sumarle la vandalización de las escuelas en distintos sectores que tienen las más diversas causas y que ameritarían un profundo análisis.

Según declaraciones de las autoridades del Consejo Escolar en noviembre de 2020, se necesitaban crear nuevas escuelas y 8 jardines infantes ¿Fueron construidos?

Ya se pusieron en marcha las licitaciones para la construcción de 10 jardines. Antes de la última restricción inauguramos el 1.014 en Villa Celina, y los demás que se licitan estarán en Virrey del Pino y en González Catán, que eran las zonas en las que teníamos mayor necesidad por el crecimiento de los barrios.

Hace unos años había escuelas en Ramos Mejía cuyo alumnado provenía de otras localidades ¿Se sigue dando esa situación?

Eso está vinculado con varias cuestiones. Hubo un tiempo en el que las escuelas secundarias se llenaban porque no había muchas distribuidas en el distrito. A partir de la ley 26.206 de 2006 y la 13.688 de la provincia se distribuye de otra manera la escolarización secundaria. Antes de la ley en La Matanza teníamos alrededor de 50 escuelas secundarias de las cuales 12 eran técnicas y, claramente, la mayoría estaban centralizadas en San Justo y Ramos Mejía, entonces confluía el alumnado en esos lugares. A partir de la ley que estableció la obligatoriedad de la escuela secundaria muchos terceros ciclos de las escuelas primarias se transformaron en secundarias, primero en Escuelas Secundarias Básicas (ESB) y después en escuelas secundarias completas.

Hoy tenemos escuelas dispersas en toda La Matanza, lo que hizo que esos establecimientos monstruos quedaran con menor alumnado, porque todos esos chicos que iban desde otras zonas se distribuyeron en escuelas cercanas a sus hogares o en las que habían hecho su primaria.