viernes, abril 19, 2024
CIUDAD

Los trabajadores de delivery se manifestaron en el centro de Ramos Mejía para reclamar seguridad

Ruidos, bocinazos, aplausos y gritos fue la manera que encontraron los trabajadores de delivery para reclamar por más seguridad ante los constantes robos que sufren. Esa fue sólo una postal que ayer se hizo visible debido a que cortaron el tránsito, con sus motos, en la intersección de Avenida de Mayo y Belgrano, para evidenciar una problemática que aún no tiene solución. En diciembre del año pasado recurrieron al mismo procedimiento para reclamar a las autoridades que instrumenten medidas que impidan que les arrebaten sus vehículos en el interior de los barrios en el momento que realizan sus tareas.

El humo negro que se elevaba hacia el cielo de la ciudad de Ramos Mejía por la quema de materiales sólo indicaba la rabia contenida por el desamparado que sienten los jóvenes trabajadores, y que lo exteriorizaban de esa manera, para hacerse notar al no recibir respuestas de los sectores que deben implementar las medidas de seguridad para proteger a la población.

En tal sentido, uno de los manifestantes explicó que crearon un grupo de WhatsApp para avisarse entre ellos de situaciones sospechosas y para protegerse en caso de ser agredidos. Además, se quejaron de que la Policía sólo se ocupa de detenerlos en los controles y pedirles los papeles de sus motos, pero en la noche las calles se transforman “en tierra de nadie”.

Uno de los sucesos más recordados por los repartidores fue el robo piraña que sufrió uno de sus compañeros, hace aproximadamente 20 días, cuando una banda de motochorros, compuesta por siete integrantes, lo emboscó y le arrebataron la moto.

El video de las cámaras de seguridad captó el momento en que los miembros de la banda obligaron al joven a detenerse, y uno de los delincuentes se bajó rápidamente y lo tomó de la campera para evitar que escape. En ese momento, y como maniobra para amedrentar a la víctima, otro sujeto le apuntó de lejos con su arma y disparó al suelo.

El impactante asalto, que ocurrió en Florencio Varela y Berón de Astrada de Ramos Mejía sur, se transformó en uno de los más traumáticos hechos de inseguridad vividos por los repartidores, que decidieron expresarse en la vía pública con la esperanza de ser escuchados y para que las autoridades implementen las medidas de seguridad que les permita trabajar sin riesgos para su integridad física.