viernes, abril 26, 2024
MUNICIPIO

Realizarán una marcha frente a la casa del femicida de María Dolores Juncos a dos años del hecho

Familiares y amigos de María Dolores Juncos, asesinada de once puñaladas por su pareja el 15 de septiembre de 2020 en Isidro Casanova, anunciaron que el hoy realizarán una marcha a dos años del crimen frente a la casa donde sucedió el femicidio, en la cual vive actualmente el acusado, para exigir que sea juzgado y condenado a prisión perpetua.

“Es un ‘femicida’ que está en su casa. Es inaceptable. Estamos preparando este momento hace mucho. Vamos a hacer pintadas y nos va a acompañar una organización que se llama Compromiso Popular, que nos acompaña siempre. Vamos a hacer murales, carteles y banderas con el nombre y las fotos de mi hermana”, señaló a Télam la hermana de la víctima, Karina Juncos.

La mujer confirmó que saldrán desde Lomas de Zamora y se concentrarán a las 11 del jueves en Fournier al 1000, en Isidro Casanova, partido de La Matanza. 

En ese lugar reside el asesino de María Dolores, Ramón Hermes Acuña, quien cometió el hecho en esa vivienda, donde aún reside bajo un régimen de prisión domiciliaria dispuesto por la justicia. 

“Nuestra idea es que sea una jornada pacífica y de reflexión sobre las violencias que tienen que ver con el género”, explicó Karina Juncos y agregó: “Esperamos que los medios y la gente del barrio nos acompañen. Para nosotros sería muy importante. Es un peligro porque puede volver a hacer lo mismo. Tiene que estar en la cárcel o en un neuro-psiquiátrico”.

María Dolores Juncos

“Me sacás de quicio”, una de las amenazas que realizó el femicida de Dolores Juncos antes de matarla

Por Ian Werbin – “Vos me sacás de quicio”, “Hacés que te diga cualquier barbaridad” y “No valorás tu vida” fueron algunas de las frases que le dijo Ramón Hermes Acuña (78), actualmente con prisión domiciliaria e imputado por femicidio, a su pareja María Dolores Juncos (35) semanas antes de asesinarla de once puñaladas en la vivienda que el hombre tenía en la localidad de Isidro Casanova, partido de La Matanza, el 15 de septiembre de 2020.

“Vos hacés que te diga cualquier barbaridad porque me ponés nervioso. Yo te voy a ayudar. No me digas que te arreglás sola. Vos hacés que te hable mal porque me sacas de quicio”, le dijo Acuña a María Dolores en una serie de audios que le envió por WhatsApp y que los familiares de la víctima compartieron a Télam.

A dos años del hecho, las dos hermanas de la víctima, Karina y Soledad Juncos, contaron en una entrevista con Télam, que Acuña era “muy posesivo” con María Dolores y que se conocieron en enero del 2020 en una cena organizada por un amigo en común. 

“Él era muy posesivo. Todo el tiempo quería saber dónde estaba Mari, con quién estaba. Él ha venido hasta la puerta de su casa para controlar lo que hacía. Sabíamos que siempre tenía un arma encima, en la guantera de su auto. Ella no nos quería decir, pero estaba asustada”, describió con firmeza Karina en el living de su casa. 

Emocionada, tras hacer una pausa en su relato, Karina bebió un sorbo de gaseosa y continuó: “Él la trataba mal en frente nuestro. Mi mamá lo ha llegado a echar de nuestra casa por cómo le hablaba a Mari”.

Las constantes demandas de Acuña, quien actualmente está con prisión domiciliaria y a la espera de ser juzgado, se reflejan en uno de los audios a los que accedió Télam, donde el hombre le reclamaba efusivamente a María Dolores que no le contestaba el teléfono.

“Siempre a la misma hora me dejas de contestar el celular. No puede ser. Por favor… No puedo dormir de los nervios que tengo. No me mandaste un mensaje. No valorás tu vida, no valorás a tus hijas y a tu familia. Vos me decís que a mí no me importa nada, pero si me importa. Yo me ocupo de vos”, insistió el hombre con tono intimidante.

En la misma línea, en otro de los mensajes de voz, Acuña se justificaba de una amenaza que le había hecho a María Dolores al decirle que “solamente era un momento de bronca”.

“Eso de la amenaza fue solamente un momento de bronca. ¿Vos pensás que te voy a amenazar? Te lo dije en ese momento nada más. Yo tengo mucho amor para vos, mi vida. No se cómo explicarte ya. Vos sabés que estoy solo ¿Por qué me hacés esto?”, interpeló Acuña a su pareja.

Casi una semana después de ese mensaje, el 15 de septiembre de 2020, María Dolores ya tenía decidido separarse de Hermes y se dirigió hacia su casa, en Isidro Casanova, donde Acuña la asesinó de once puñaladas en el cuello. 

“Nos venía diciendo que estaba muy cansada y que no lo aguantaba más. Le dije que no le atienda más el teléfono. Ese día, habíamos quedado con Mari para que venga a comer unas empanadas a casa al mediodía. Después me enteré que esa mañana se iba ido a lo de él. La llamé, pero nunca más me atendió el teléfono”, recordó Karina entre lágrimas.

Tras el crimen, Acuña intentó suicidarse con un arma blanca y terminó internado en el hospital Paroissen, donde se recuperó de sus heridas. 

Posteriormente, fue trasladado a la Unidad Penal de Melchor Romero hasta que fue liberado el 22 de febrero pasado, tras ser considerado “inimputable” por el Tribunal Oral en lo Criminal 1 de La Matanza, conformado por los jueces Alfredo Drocchi, Matías Rouco y Andrea Schiebeler, a pesar de que estaba acusado de ser el autor del “homicidio agravado por el vínculo de pareja existente con la víctima y por haberse perpetrado contra una mujer por un hombre, mediando violencia de género”.

Los magistrados habían argumentado su fallo en una pericia psiquiátrica realizada por profesionales del Gabinete Psiquiátrico Forense, dependiente de la Dirección de Salud Mental de la Dirección Provincial de Salud Penitenciaria, la cual determinó que Acuña “no presenta riesgo cierto e inminente en la actualidad”, por lo que los magistrados ordenaron su inmediata excarcelación y solamente le “sugirieron la continuación de un tratamiento psicológico – psiquiátrico”.

“Lo que pasó en la investigación fue muy raro. La Justicia no nos ayudó. No podíamos creer que hayan permitido que el asesino de mi hermana esté libre como si nada hubiese pasado”, resaltó indignada Soledad Juncos.

Sin embargo, tres meses después, la sala primera de la Cámara de Apelación y Garantías de La Matanza, presidida por el juez Gerardo Lucio Frega, hizo lugar a un planteo presentado por el fiscal de la causa Alfredo Luppino para que se “revoque el sobreseimiento” y “se haga nula la excarcelación”.

Esa decisión fue ratificada por la sala II de Casación penal de la provincia de Buenos Aires, la cual derivó el expediente al TOC 2 de la mencionada jurisdicción, a cargo del juez Arturo Federico Mateo Gavier, quien deberá fijar fecha para el inicio del debate.

Ante tal situación, el abogado de la familia Juncos, Fernando Herrera, expresó que “no está en discusión la responsabilidad de Acuña”, sino que lo que se revisará en el futuro juicio es “la cuestión psiquiátrica”.

“Las pruebas sobre la responsabilidad de este hombre son claramente contundentes. Nadie negó en la causa que él fue quien cometió el hecho. Ni siquiera los jueces anteriores. El inconveniente que hubo fue que lo declararon inimputable en un principio. Lo que está en discusión es la cuestión psiquiátrica. O lo condenan a perpetua o es inimputable. No hay términos medios”, aseguró el letrado a esta agencia. 

Por lo pronto, Acuña permanece en la actualidad con prisión domiciliaria en el mismo domicilio donde cometió el hecho, lo cual Soledad Juncos calificó de “inentendible” ya que consideró que el asesino “es capaz de hacer lo mismo”.

“Mi cuñado estaba trabajando y pasó el otro día por la puerta de la casa de Hermes. Él estaba riendo y jugando con sus hijos y sus nietos. Nos da mucha impotencia que nuestras sobrinas ya no puedan hacer lo mismo nunca más con su mamá”, contó Soledad al mismo tiempo que señalaba su remera, la cual llevaba estampada una foto de su hermana.

Al respecto de María Dolores, Soledad afirmó que “era una gran madre” y que lo que más disfrutaba era pasar el tiempo con sus tres hijas: Candela, Julieta y Zaira.

“Le encantaba ver películas de Disney con ellas. Le encantaba bailar. La extrañamos mucho”, recordó la mujer que añadió: “Hay cosas que hacía con Dolores que ya no puedo hacer más. Yo siempre iba con ella al cine, nos encantaba. Nunca más pude volver a ir”.