Recrean mecanismo de regeneración de médula espinal de la salamandra para aplicar en humanos
Un equipo de investigadores del Conicet y la Universidad Nacional de La Plata logró recrear el mecanismo de regeneración de la médula espinal de la salamandra con el fin de imitarlo en humanos en un futuro, se informó hoy.
Según precisaron en un comunicado, las capacidades regenerativas de tejidos en el ser humano son muy acotadas, dependiendo de la lesión, pueden verse sutilmente en el hígado, la piel o el pelo, por lo que el estudio científico de estos mecanismos en otras especies animales con mejor respuesta resulta esencial para entender cómo funcionan y, en el futuro, lograr eventualmente imitarlos en el organismo humano.
En este terreno se enmarca el trabajo de un equipo de expertos del Instituto de Física de Líquidos y Sistemas Biológicos (Iflysib-Conicet-UNLP) que, junto a colegas internacionales, desentrañó el proceso biológico de las células involucradas en los momentos inmediatamente posteriores a una amputación, novedad que acaba de publicarse en la revista eLife.
“Dentro del campo de la regeneración de tejidos, nos concentramos en la médula espinal, una estructura cilíndrica protegida por la columna vertebral que se encarga de transmitir los mensajes sobre las percepciones y respuestas motoras desde y hacia el cerebro, respectivamente. Se trata de una parte del sistema nervioso muy importante en el ser humano porque cualquier lesión que ocurra allí es gravísima y, por lo general, irreversible”, dijo Osvaldo Chara, investigador del Conicet en el Iflysib y autor principal del trabajo.
Explicó que “nuestro grupo estudia computacionalmente cómo funciona este mecanismo en el axolotl, una especie de salamandra que habita las costas mexicanas y que tiene una excelente capacidad de regenerar cualquier parte del cuerpo en pocos días o semanas con tal nivel de perfección que un miembro amputado y posteriormente regenerado es imposible de distinguir respecto del original”.
En principio, el grupo logró reproducir con exactitud la dinámica de reparación del tejido cortado, para luego probar distintas hipótesis para responder a los interrogantes pendientes sobre el papel de las células.
Y se preguntaron “¿por qué algunas comenzaban a proliferar mucho más rápido que otras? ¿Qué determinaba hasta dónde lo hacían? ¿Qué pasaba antes del cuarto día, cuando la observación a simple vista no mostraba ningún movimiento fuera de lo común?”.
“Asumimos que la amputación induce la liberación de una señal que se esparce con velocidad constante, reclutando a su paso células a las que les avisa que allí hubo una herida e instruye para que se dividan rápidamente hasta lograr la recuperación del miembro perdido”, señaló Chara.
Con respecto a la demora con que este mecanismo parecía ponerse en marcha, explicó que “desde que nace hasta que se divide y da lugar a otras dos, cada una de estas células cumple un ciclo que consta a grandes rasgos de cuatro fases llamadas G1, S, G2 y M, que normalmente llevan entre 10 y 14 días”.
El experto distribuyó aleatoriamente las distintas fases y simuló el corte de la cola para ver cuánto se apuraban las “reclutadas” y el resultado fue contundente: el ciclo completo se reducía, en promedio, a cuatro días
“Lo que entendemos es que, dependiendo de la fase en la que se encuentra cada célula al momento de la amputación, puede apurarse más o menos, porque algunas acciones dependen de mecanismos biológicos fuera de su control, como sucede en la etapa de duplicación del ADN”, destacó.
El trabajo se realizó junto a investigadores del Instituto de Investigación de Patología Molecular de Austria, quienes desarrollaron un axolotl transgénico con una técnica llamada FUCCI que permite la tinción de las células con distintos colores de acuerdo a la fase en la que se encuentren, para ver qué pasaba en la práctica.
Todas las células reclutadas que atravesaban alguna fase que pudieran acelerar, lo hicieron, y la cola del animal comenzó a regenerarse a partir del cuarto día, concluyó el comunicado.
Agencia Télam