miércoles, mayo 8, 2024
EL ASESINATO DEL KIOSQUERO

Incidentes en la masiva movilización de los vecinos de Ramos Mejía en reclamo de justicia

El reclamo de la comunidad ramense se expresaba de manera pacífica hasta que un grupo de personas enardecidas, pasada las 20:30, comenzó a arrojar botellas contra la Policía que respondió con balas de goma y gases lacrimógenos, lo que desató corridas y la furia de los vecinos que comenzaron a gritar “que se vayan todos, que no quede ni uno solo”.

De acuerdo con información difundida por fuentes policiales, un policía resultó herido y un camarógrafo de un canal de televisión sufrió un corte en la cabeza.

Sin embargo, los sucesos fueron desencadenados por un pequeño grupo que desde el inicio de la concentración se manifestaban dispuestos a provocar a los uniformados, lo que contrastaba con la mayoría de los convocados debido a que se trataba de familias que reclamaban justicia y seguridad.

La jornada de protesta había comenzado antes de las 19:00 frente al maxikiosco en el que hace dos días fue asesinado Roberto. El sitio fue escogido por los familiares, amigos y vecinos para rendir homenaje a través de flores, velas y carteles que pegaron sobre la persiana metálica con mensajes que expresaban sus reclamos y también de apoyo a la familia de la víctima.

“Morir por trabajar ¿Hasta cuándo?” “Basta de inseguridad” “Basta de jueces cómplices de asesinos” y otros destinados al intendente Fernando Espinoza y al ministro de Seguridad bonerense, Sergio Berni, eran los mensajes que empapelaron la persiana del local en clara señal de impotencia y bronca ante un nuevo asesinato a manos de delincuentes en Ramos Mejía.

A medida que la esquina de Avenida de Mayo y Alvarado se iba nutriendo de manifestantes, los hijos de Roberto recibían en la vereda del local, que hasta hace 48 horas atendía su padre, a los amigos y familiares con los que se fundían en interminables abrazos que indefectiblemente daban paso al desahogo manifestado en llantos de dolor.

Como un ritual, los familiares y conocidos esperaban su turno para expresarles su dolor y contarles alguna anécdota que involucraba a Roberto, que desde hacía 25 años atendía el kiosco por lo que conocía el barrio y a su gente.

Las desgarradoras escenas se daban en un marco distinto al habitual, debido a que estaban rodeados de cientos de vecinos que les expresaban su indignación y apoyo a través de un aplauso sostenido que generaba un clima inusual a una protesta por la inseguridad.

A 300 metros, la Comisaría 2da. de Ramos Mejía era el otro epicentro de los manifestantes, que esta vez no pudieron llegar al frente del destacamento porque ambas esquinas estaban custodiadas por policías que formaron cordones para impedir el paso de los manifestantes, por lo que la hilera formada por las personas que se movilizaron al lugar quedó partida en dos.

Allí las expresiones de los manifestantes eran distintas. Al grito de “¡justicia!” y “¡seguridad!”, con aplausos e insultos, el semblante de las personas que se plantaron frente a la valla de policías cambiaba a medida que la exaltación los dominaba, lo que derivó en algunos empujones y forcejeos con efectivos de la infantería.

Los numerosos camarógrafos de los canales de televisión capitalinos se lanzaron para obtener el testimonio de Pedro Sabo, padre de Roberto, que tomado del brazo de uno de sus nietos encabezó un numeroso grupo que avanzaba en dirección a la Comisaría acompañado también por comerciantes de la zona.

Paula, la ex esposa del kiosquero asesinado también decidió hablar sin poder contener el llanto. “Lo único que pido es seguridad, nada más”. Mientras que uno de sus dos hijos expresó: “Venía a laburar de domingo a domingo, se levantaba a las siete de la mañana, desde hacía veinticinco años. El quiosco fue la vida de él”.

Por su parte Nicolás, el menor de los hijos de Roberto, recordó con la voz quebrada por el llanto: “Un deseo de mi papá era, cuando hablábamos de la muerte, que esparcieran sus cenizas en el Monumental, porque era fanático de River Plate”.

Además, no pasó desapercibida la presencia de los familiares de Maria Rosa Daglio, otra de las víctimas fatales de la delincuencia en Ramos Mejía, que murió en marzo de este año tras ser asaltada por un motochorro.

En tanto, Nicolás el hijo de Roberto, dejó un mensaje para el vecindario en sus redes sociales: “mañana (por hoy) de 17:00 a 9:00 vamos a hacer el velatorio de mi papa en la casa Pache (Eva Perón 1122, Morón). Sé que muchos son clientes y lo querían mucho. El que quiera pasar a despedirlo y dejarle un mensaje es más que bienvenido”.