La banda matancera, Anacrusa, grabará un nuevo material discográfico en la antesala de sus 25 años
Un cuarto de siglo interpretando música no es poco, mucho menos si se trata de una banda nacida en Villa Madero, sin embargo, Anacrusa logró sortear las dificultades de los grupos musicales independientes y moldear un estilo en el que se impone el reggae fusionado con otros ritmos.
La banda, poseedora de una extensa trayectoria, tuvo como punto de inicio un bar de la zona de la que son oriundos. “El Borde de Madero fue donde hicimos nuestro primer show el Día de la Madre de 1997 (18 de octubre). De ahí arrancamos y fue un camino de trabajo porque es muy difícil para los músicos independientes poder mantenerse”, explicó el baterista de la banda Juan Rainó.
La búsqueda de una identidad propia desde el sonido es uno de intereses que define al grupo, en tal sentido, el baterista sostuvo que el estilo se afianzó con el paso del tiempo, porque en los comienzos experimentaron “un poco de rock con funk y después empezamos a incluir otros ritmos como el reggae, aprendiéndolo y perfeccionándolo”.
El aprendizaje es el camino y la experimentación es la base para el crecimiento. Es la frase que destaca reiteradamente el baterista, que refleja una búsqueda incesante de ritmos y estilos. Las palabras de Rainó vuelven una y otra vez a los conceptos de identidad, experimentación y crecimiento como motores de un camino en el que el espíritu inconformista parece darle sentido a la banda.
Tal vez por eso se detiene en un momento concreto del recorrido de Anacrusa: “el afianzamiento llegó por el 2015 con el álbum Equilibrio, por lo que no fue casual que bautizáramos al trabajo en estudio de esa manera, porque sentimos que nos consolidábamos definitivamente como banda”, aseguró Rainó.
“Equilibrio fue un quiebre porque después de mucho tiempo pudimos lograr un sonido que veníamos buscando y también una formación estable. Somos nueve músicos que trabajamos día a día para darle una identidad a Anacrusa”, enfatizó.
A partir de ahí el camino lo transitaron de una manera distinta y se dieron el gusto de presentarse en La Trastienda Samsung, a sala llena, para grabar en vivo su cuarto disco oficial para festejar sus 20 años.
Pero la banda compuesta por Ariel Renna (voz), Roque D’Agostino (guitarras y coro), Adrián Rainó (batería), Diego Muller (bajo), Marcos Ochoa y Leonardo Molteni (saxo tenor), Adrián Lucaioli (Teclados), Carlos Basile (Trompeta) y Bárbara Corvalán (coros) se impuso un nuevo desafío: iniciar en julio la producción y el proceso de grabación del nuevo material con la intención de estrenarlo en octubre en el Teatro Flores, por sus 25 años en la música.
El nuevo disco estará compuesto por 6 canciones que, a diferencia de sus producciones anteriores, se presentará únicamente en formato digital en las plataformas de la banda.
Al profundizar en el desafío que significará el material Rainó retoma la idea inicial: “Nos va a servir para ser abiertos, autocríticos para que el proceso creativo vaya por un buen camino. Anacrusa tiene un reggae con un estilo muy particular al estar fusionado con funk, con el rock y algunos matices de música disco por lo que vamos ampliando el abanico de ritmos y terminar de darle una identidad al sonido que siempre estamos buscando”.
La búsqueda no cesa, es constante. Rainó lo expresa una y otra vez, como una necesidad, como parte de un camino. Ese parece ser el sentido de esta banda inconformista, que no busca el éxito por el reconocimiento, sino por la satisfacción de experimentar algo nuevo, para lograr la autorealización como grupo a partir de una música que los identifique.